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ISSN 1989-4163

NUMERO 103 - MAYO 2019

 

Aventuras y Desventuras en el S.XVI de la Cirujana que Quiso Ser Hombre

Carmelo Arribas

Algunos afirman que se trata de la primer mujer cirujano que se conoce.  No sé hasta qué punto esta afirmación es correcta. Porque en la época  del Imperio romano ya existían mujeres médicas, como se puede apreciar en algunas lápidas, e incluso el Codex de Justiniano del s. VI, establece una igualdad entre médicos varones y mujeres. Sin embargo estas mujeres médicos solían ser de clase alta, mientras que las "parteras" solían ser esclavas. Esta es la gran diferencia también en la vida de esta mujer a la que la Inquisición persiguió por hacerse pasar por hombre, y ejercer de cirujano en el S. XVI, habiendo sido  una esclava, hija de una esclava negra, en la España de Felipe II.

Pocas veces una persona ha pasado por tal cantidad de vicisitudes como las que vivió Elena de Céspedes.

Nacida en 1545, esclava, hija de la esclava negra de un agricultor de Alhama de Granada. Fue considerada mujer en su nacimiento y a los 15/16 años la casaron con un albañil del que tuvo un hijo. Como era de esperar en una mujer que se sentía hombre, la relación no duró mucho, a los tres meses de la boda, el albañil se marchó a Baza y nunca regresó. Pero de esta relación, nació un niño. Al morir su madre que posiblemente se ocupara de él, entregó su hijo a los vecinos y se marchó del pueblo, deambulando por Granada, Sevilla, Sanlúcar de Barrameda, Arcos y Jerez de la Frontera, sobreviviendo como pudo y trabajando sobre todo de tejedora, y sastra. Cuando tuvo una riña con un rufián, posiblemente por intentar aprovecharse de ella, este se llevó la peor parte, siendo encarcelada por asestarle una puñalada. Es entonces, cuando decide vestirse de hombre y llamarse Eleno.

Cuando salió de la cárcel, cambió los oficios femeninos que realizaba, como el de tejedora, costurera y bordadora, por otros más masculinos como pastor o mozo de labranza. Pero por su aspecto mulato, la tomaron por un bandolero morisco y fue encarcelada nuevamente y obligada a vestirse de mujer, quizás porque indagando descubrieron su personalidad. Pero salió de la cárcel.
Nuevamente en el roll de mujer, entró de criada de un párroco de Arcos, de la Frontera, pero acabó teniendo relaciones con su hermana y con la mujer del Corregidor del pueblo. Y finalmente intentó casarse con una mujer,  porque como afirmó ante la Inquisición cuando fue detenida, ella se veía con un miembro como de hombre y podía tener acceso carnal a las mujeres.  Y debía de tener éxito con ellas, porque afirmó ante el Tribunal que se quería casar, porque quiso salir del pecado de la lujuria para tener acceso sólo con su mujer y no pecar.

Vestido de hombre se enroló como soldado en la guerra de las Alpujarras tras sustituir a un vecino, que le ofreció una importante suma de dinero para que fuera en su lugar.

Tras la guerra y con dinero, se instaló como sastre y se examinó  para que le concedieran el título, cosa que consiguió fácilmente, aunque no se lo dieron como hombre sino como sastra. Con el título deambuló de una parte a otra hasta llegar a Madrid, en donde conoció a un cirujano que le enseñó a hacer  curas y a operar. Y en poco tempo mostró tanta habilidad como él.

Durante varios años trabajó en el Hospital y posteriormente se trasladó al Escorial, quizás allí tuvo tanto éxito que despertó la envidia de algún otro médico al que le haría la competencia, y fue acusada de ejercer la profesión sin título. Tuvo que examinarse, y sus conocimientos debían ser amplios, porque consiguió dos títulos, el de sangrador y el de cirujano. Ya como cirujano comenzó su periplo por diversos pueblos de Madrid, Cuenca y Toledo. Un día cayó gravemente enfermo /a. Una familia lo acogió y se enamoró de su hija y esta de él, así que se la pidió por mujer.

Solicitó licencia de matrimonio y el cura al verlo barbilampiño, le preguntó si "era capón" y él afirmó que no. Porque el fin principal del matrimonio era la procreación y si era castrado, algo que se había puesto de moda en esos momentos en los coros en los que los sopranos solían ser "castrati", y muy apreciados en las cortes constituyendo, como se ve en los documentos en un regalo muy solicitado, no podría casarse. Se le sometió a una inspección y seguramente se las ingenió para engañar y se aprobó que era varón. Pero tras las amonestaciones que se hacían en la misa antes de casarse, por si alguien conocía algún impedimento para realizar ese matrimonio, unos vecinos que lo conocían, afirmaron que no podía casarse porque era macho y hembra.

Se llamó a dos de los médicos mas eminentes Antonio Matilla y el médico y cirujano de cámara de Felipe II, Francisco Díaz, para que la examinaran pero ella, se practicó una oclusión vaginal y se colocó un instrumento postizo, y lo hizo con tal éxito que afirmaron que su miembro genital era bastante perfecto y sus testículos formados como los de cualquier hombre. Lo que demostraba su habilidad médica.

Se casó con la hija de la familia realizando vida de esposos durante un año, pero alguien lo conoció y lo denunció por estar casado siendo mujer. Esta vez al estar encarcelado en Ocaña, no pudo manipular sus genitales y declararon que no tenía señal de miembro de varón y mostraba ser mujer. El se defendió en el Tribunal de la Inquisición aportando literatura médica de que era hermafrodita, y que " tras años de lecho en lecho, el pene se le fue cayendo en la cárcel". No le creyeron. Su mujer la defendió negando la utilización de instrumentos en el acto sexual lo que estaba castigado con la muerte.

Esta vez volvió a ser examinada por el mismo Francisco Díaz de la pasada vez y por el licenciado Juan de las Casas (médico de Yepes), y se dictaminó que "Eleno no era ni varón ni hermafrodita, sino mujer (por tanto, debía ser llamada Elena de Céspedes), y que había obtenido la apariencia genital masculina gracias a una manipulación quirúrgica que se habría realizado sobre sí misma en los pechos y la vagina, con tal habilidad que le engañó", y justificó este engaño aduciendo una "ilusión del demonio" o un "arte sutil" que enmascaró el "embuste". Afirmando que su presunto pene habría sido un "artificio" como otras burladoras han hecho con baldreses (piel de oveja curtida, suave y endeble, empleada especialmente para guantes) y otras cosas como se han visto." Y ante la posibilidad de que tales artes fueran diabólicas, le acusó el inquisidor Lope de Mendoza el 5 de octubre de 1587 en un tribunal civil de Ocaña de lesbianismo, sodomía y bigamia, además de hechicería, herejía o apostasía.

El Tribunal le confiscó los bienes para pagar el encarcelamiento, y la castigó a ser azotada con cien latigazos, por las calles de Ciempozuelos, y otros cien ante la iglesia de San Benito en la villa de Yepes, donde se había casado con María, por desprecio del matrimonio y tener pacto con el diablo. Y a trabajar gratis durante diez años en el Hospital. Su fama fue tal que la gente acudía a que la curara ella, lo que produjo cierta inquietud entre los gobernantes.

Poco más se sabe de ella, aunque algunos creen que pudo escaparse y marcharse a América, donde murió en Perú.

Sin embargo su fama se extendió por toda España y hasta el mismo Cervantes lo reflejó en su obra  "Los trabajos de Persiles y Segismunda." haciéndola pasar por morisca.

"Mi nombre es Cenotia, soy natural de España, nacida y criada en Alhama, ciudad del reino de Granada; conocida por mi nombre en todos los de España, y aun entre otros muchos, porque mi habilidad no consiente que mi nombre se encubra, haciéndome conocida mis obras. Salí de mi patria, habrá cuatro años, huyendo de la vigilancia que tienen los mastines veladores que en aquel reino tienen del católico rebaño. Mi estirpe es agarena;... -«Dígote, en fin, bárbaro discreto, que la persecución de los que llaman inquisidores en España, me arrancó de mi patria; que, cuando se sale por fuerza della, antes se puede llamar arrancada que salida. Vine a esta isla por estraños rodeos, por infinitos peligros, casi siempre como si estuvieran cerca, volviendo la cabeza atrás, pensando que me mordían las faldas los perros, que aun hasta aquí temo".

 De esta manera Eleno, pasó a la historia por dos razones una, por ser transexual posiblemente la primera famosa, luego alcanzaría una fama incluso mayor Catalina Erauso, " la monja alférez", la soldado que aterrorizaba a sus enemigos al entrar en batalla por su fiereza, y también por ser mujer y conseguir ser cirujano, un oficio reservado sólo a varones.

Una vida realmente dura y cruel, para una persona, perseguida por ser ambas cosas, transexual y pretender destacar en un oficio masculino, aunque se le consintió esto último, porque consiguió una habilidad que superaba a la de los compañeros de profesión, masculinos, lo que sin duda despertaría envidias, y tuvieron que admitirlo. Incluso el  mero hecho de construir un pene y unos testículos artificiales y cosérselos, de tal manera que engañara a los mismos médicos, muestra una maestría magnífica, 
 Gracias a Dios, las cosas han cambiado y las lesbianas y trans no deben pasar por Tribunales de Inquisición.

 

 

 

 

 


 

 

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